La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

viernes, 25 de marzo de 2011

Todavía brindo


Solo olerlo, prometo no volver a caer. Caigo.
Me caigo dos veces, prometo y vuelvo a estallar mi cuerpo contra el vaso.

Qué tiene el que no tenga mi vida, qué tiene él que me ha hecho perder todo lo que fui algún día. Fui joven, fui fuerte, fui valiente; entiendo que no me creas, yo también me veo hecho polvo.

Fui lo que no volveré a ser , como todos. Yo he jugado con mi destino sin pensarlo, yo he roto la balanza y he dejado caer uno a uno los cigarros. Yo he sido ese personaje de las novelas grises, el hombre gris con vida gris opaca que ha nadie le ha importado. Pero yo tuve otra vida, ¿sabes? Fue feliz, tuve una familia, tenía trabajo, estaba sano. Pasabamos las Navidades en mi ciudad y no sé qué pasó, fui suicidandome poco a poco hasta llegar a esto.

Soy un hombre gris, completamente gris. Aburrido solo pido otra copa y cuento las monedas que me quedan por si puedo jugar una partida más a esto de la vida, a ver si tengo suerte y puedo dar marcha a trás con la ruleta; a ver si tengo suerte y se acaba toda esta mierda.

¿Ves? Me irrito en cuanto alguien se me acerca, estaba acostumbrado a la soledad oscura, al humo saliendo de mi boca y a las lágrimas vacías. Me acostumbré a pasear solo, a encerrarme con mi sombra a leer libros de historia como si a alguien le interesase saber la mía, como si alguien me sintiese lo suficientemente importante como para ser escuchado. He dejado de ser eso.

No sé para qué me despierto, sé que lo hago porque nada más abrir los ojos me veo reflejado en ese espejo roto en la esquina, roto: como el sentido de todo. No soy nadie, no me creo nadie y a odio a todos. Solo pido más droga que me haga olvidar lo feliz que he sido, me gustaría creer que siempre he vivido en esto para no autocompadecerme, para que nadie sienta lástima por mí.

Me doy asco y no sé porque vivo, al final siempre acabo haciendolo y no miento si te digo que más de una vez me he jurado a mi mismo dejar todo esto y volver a empezar. Justo así he empezado a hablarte, ¿te das cuenta? Empiezo hablando de promesas, de sueños pasados, d elo que fui algún día y luego... luego vuelvo aquí, al mismo punto, maldiciendo por maldecir, escupiendo a mis zapatos para ensuciar más mi existencia.

Me duele el cuerpo, la conciencia suda escarcha que se clava fría, ardiente, contra mi alma. TOdavía tengo alma, lo sé; me bautizaron al nacer y la siento todavía. Corre de un sitio a otro buscando un espacio dónde esconderse, buscando una lugar donde no la empape la soledad ni la rabia.

Solo, estoy solo con mi alma herida. No sé porqué te cuento esto, solo soy un borracho y lo más probable es que no e interese lo más mínimo saber que fui el mejor amigo de tu padre cuando eramos niños. Dile solo si se acuerda de mí, no le digas cómo estoy, dile que sigo vivo y que llevo un traje gris oscuro; no le expliques que lo gris es mi cara, mi cuerpo, mi vida... dile que era gris, tan solo eso.



(((maca)))

1 comentario:

  1. Muy bien escrito, poco más que decir, queda perfectamente definida la vida gris y sin sentido de mucha gente en esta sociedad.
    Me gusta, te sigo.

    Saludos!

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