Le gustaría ser capaz de odiarla pero no puede. Le gustaría que ella le odiase como a nadie, pero ella siente indiferencia y nada más. Entre el amor y el odio hay un paso, el lo sabe, lo ha vivido.
Quiere odiarla porque ahora la quiere como ha nadie, quiere que ella le odie por si así algún día se cambian los papeles.
Mira al cielo y la ve a ella reflejada en las nubes, en la hierba, en la sonrisa de ese niño y en la lluvia chocando contra aquel paragüas. Todo le recuerda a ella, la quiere y ella no sabe nada.
AUDIO: aunque tú no lo sepas (Q.G.)
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Aunque tú no lo sepas me he inventado tu nombre..
ResponderEliminarCreo que todos nos hemos drogado con promesas..mas de una vez.
Desgraciadamente los papeles los cambiamos mas de una vez en la vida.