La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

sábado, 19 de abril de 2014

Candela

Te juro que si te pasase algo a mi me pasaría también, sea bueno o malo no puedo ni quiero evitar dejar de sentir que eres parte de mi: mi brazo derecho, mi corazón... lo que más valga. No es solo que seas preciosa o diminuta y tan frágil, es que eres perfecta y tan vulnerable a todo... tu sonrisa es la más limpia y cada vez que lloras, aunque sea por hacerme chantaje emocional -que por cierto lo consigues-, se me cae el alma al suelo. Porque cuando estoy contigo soy feliz al cien por ciento, y ya no me preocupa mi futuro, ya vendrá, ni me importa nada más que comprobar que caminas recta y sin tropezarte. No hay nada en el mundo entero que me guste más que tú. Nada.
No te cambiaría por ningún hombre, ni por cientos, ni por una playa entera para mí, ni por un verano eterno, ni por el mejor de los abrazos. No te cambiaría por un helado de after eight, ni por todo el oro del mundo. Eres lo mejor que me ha dado la vida.



(((maca)))

miércoles, 16 de abril de 2014

Lo que dejé por ti

 Nunca me conveció el flequillo que me dejé crecer hace ya tanto, ni me gusta el zumo de manzana. Siento darte la noticia de que cada vez que te dabas la vuelta yo lo escupía en el lavabo o donde fuese, y sino tragaba simulando que como a ti, ese es mi zumo favorito. En realidad no soy muy de zumos, apenas bebo más que cafés y vasos de agua. Pero por ti me dejé flequillo, me teñí de negro el pelo, bebí zumo de manzana y nunca salía de casa sin una buena base de maquillaje. Luego llegaba a casa y me ponía un moño bien alto y con un par de orquillas recojía ese mechon de pelo que desfilaba tan molesto sobre mi frente, me desmaquillaba con brio y me echaba capas y capas de crema hidratante; a ver si así compensaba la sequedad del maquillaje.
Por tí deje de escuchar bulerías y me pasé al otro bando, al tuyo, como quien cambia de ideario en la guerra por no acabar muerto. Yo me he dado cuenta de que me dejé morir en el instante en que decidí seguirte a ti sin darme valor, ni a mis pasos, ni a mis canciones, ni a mis cafés ni vasos de agua.
Hice tanto por ti que nunca supe describir quién era yo realmente, y no tenía más aficiones que las tuyas, ni más intereses que seguir a tu lado.
Que curioso es que nunca me quisiste tanto como a ella, y eso que yo me esforcé por ti hasta el límite... La diferencia tal vez sea que ella se esforzaba para sí, sin ser egoísta pero consciente de que el tiempo y los besos de uno solo uno mismo a de decidir a quién los manda. Ella era auténtica, esa es la diferencia.

(((maca)))

26 marzo 2014

 Me acerco a mi vieja facultad, a la que he empezado a querer de un modo extraño en estos últimos años, y descubro la soledad que hoy le abraza. Nunca la he visto tan sola , hoy el gris del cemento era impacto de tregua y fuego. Había carteles que hablaban de promesas pasadas, incumplidas; pintadas en los muros que gritaban reivindicación y exigían derechos subyacidos.
El derecho a la expresión es de todos, y todos la usamos a nuestra manera. Que cada quien asuma su conciencia. Yo estoy muy a favor de la huelga porque pienso que no es más
que defender mi "yo universitario", ese yo que pisa una Ciudad Universitaria llena de jovenes con mochilas para pasar aquí la noche con el único fin de hacer eco, de que más arriba se enteren de que hay muchos jovenes que realmente no pueden pagar tantas tasas, ni quieren dejar de estudiar porque no puedan permitírselo. Qué queda de lo público, ya no es para todos los ciudadanos.
Yo defiendo la huelga honesta, la que no es violenta y la que es en realidad -salvo esa minoría que destroza toda coherencia de libertad de expresión- no defiendo ni apoyo la violencia, apoyo a aquella mayoría de personas que acuden a la huelga, aquellas que hablan con la boca y no con las manos. Y sinceramente se me pone la piel de gallina al ver a tanta gente, pacífica, de la que por supuesto nadie hablará.
Así seguimos, nos comemos nuestra propia mierda.


(((maca)))

21 marzo 2014



Tenía 15 años cuando la secretaria interrumpió la clase para pedir a la profesora que yo bajase a recepción, que mis padres habían venido al colegio para decirme una cosa. Bajé las escaleras nerviosa, mucho, pero como si no tuviese prisa porque cuando tus padres van al colegio a decirte "algo" una nunca sabe si ese algo será bueno o malo, y por la racha que llevábamos algo me decía que no iba a ser muy bueno. Recuerdo a la directora del colegio y a la subdirectora allí con ellos, las dos mujeres de secretaría tambien celebraban ese algo que a mí no me habían comunicado todavía.
La cara de mi padre no era de entusiasmo o plenitud pero evocaba cierta alegría, le costaba creer supongo que fuese cierto lo que acababan de decirle los médicos una hora antes.
Mi madre se adelantó para abrazarme y medio riendo medio llorando me dijo "Manolo no tiene cáncer".
Se me cortó el aire. Inmediatamente se abrieron grifos de mis ojos y me puse a llorar y a llorar. No recuerdo bien qué les dije, solo recuerdo una emoción enorme, una alegría desbordante  y unas ganas tremendas de abrazar a todo el mundo - incluso a la directora-.
Sí recuerdo cómo meses antes una llamada telefónica de mi padre me hizo saber que tenía cáner de pulmón. Fueron meses difíciles de los cuales la mayoría de mis memorias se reducen a esfuerzo, esperanza y silencios.
Al final mi padre saltó el bache y mi madre y mis hermanos saltamos con él aunque no siempre al mismo tiempo.
Hablo de esto porque hoy siento algo que me ha removido de manera semejante a aquel día que mis padres vinieron juntos a interrumpir una clase de historia. Hoy he sentido que la vida es importante cada día, que las personas que más quiero me quieren sin porqués -simplemente me quieren sin medida-, y que no hay nada mejor que sentir que la vida tiembla a veces para encontrar el equilibrio en una sonrisa.
Aquel día de vuelta al aula me secaba las lágrimas con los puños del jersey, decidí ir al baño antes de volver a clase para lavarme la cara y vi a dos chicas de último curso fumando un cigarro a escondidas. Me preguntaron "qué te pasa" y con una carcajada les dije casi gritando "mi padre ya no tiene cancer". Nada más terminar la frase volví a llorar como si aquello fuese lo más triste que me pasó en la vida. A veces pasa que eres tan feliz que la energía no sabe cómo salir de ti y lloras y ríes a la vez.
Hoy como aquel día he llorado, porque hoy me siento más viva que ayer.

(((maca)))