La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

sábado, 12 de febrero de 2011

Suelo mojado


De qué puedo hablar. Voy a ponerme delante un espejo y voy a sincerarme, sí: de esas veces que abro el corazón y esparzo la sangre aquí, delante, como si lo hiciese solo para mis ojos, porque solo así es como mejor se escriben estas cosas.
Hoy, cuando llegué a casa hace un par de horas, mi madre me dijo que si podía bajar al perro... cojí el MP3 de mi hermano y bajé a la calle. Empezaron las canciones y la piel se me puso como pocas veces se pone, de esa manera en la que te da escalofríos el cuerpo y sientes satisfacción y las pupilas se dilatan: eso también pasa con música, esta sensación ocurre con cosas que llegan dentro y la música llega allí a dónde quiera, siempre que abramos un poquito el oído claro está.
Había canciones que hacía años que no escuchaba, otras que había olvidado o que no había vuelto a recordar. Había letras de esas que dices: "este es el momento perfecto". Letras que me definían hoy, otros que servían para otros días... Escuchaba guitarras en bares en los que ya no queda nada de humo y pianos con copas de fondo.
El viento era suave y yo para no romper la tradición iba sin medias. Me puse a pensar y me acordé del abuelo, sí: del protagonista de "Océano", de "Superhéroe" o de tantas y tantas cosas en las que he escrito sobre el abuelo...
Me puse a cantar y ya me daba igual que mi perro se fuese corriendo a la otra esquina, o que pudiese pasar alguien y me escuchase gritar... quería cantar justo esas canciones, justo en esa esquina con el viento y quería pensar en el abuelo.
Entonces los escalofríos eran más fuertes, la piel se ponía de todas las temperaturas posibles y los ojos brillaban creo que a causa del aire en su contra.
Y me puse a pensar, que no es lo mismo pensar que rayarse, y me imaginé al abuelo mirándome cantar desde un balcón o una ventana. Empecé a reírme sola y canté más alto, intenté hacerlo mejor como si estuviese él impaciente por oírme. No le dije nada, solo cante canciones de otros y creo que con solo verme ya imaginó todo lo que pensaba.
Juraría que habría sonreído al verme así: como siempre en manga corta, sin importarme el viento o la noche, cantando o haciendo algo así y con la cabeza en la otra punta de la calle; lejos del cuerpo. No necesité decírle nada, solo con verme así comprendió cada cosa, fue como haberle contado cada uno de mis días aquí en Coruña pero sin decír palabra. Fue como volver a verlo, como si yo estuviese en Madrid él en su esquina del sofá y yo a su lado, como si pudiese contarle todo y el nunca fuese a asustarse. Como si me diese la mano y me mirase con sus ojos infinitos, azules porque su madre arrancó un pedazito de cielo.

Hay días que uno está arriba y otros que nos sentímos algo más bajitos... el truco no está en ponerse tacones, está en preparar los ingredientes necesarios para ir creciendo poco a poco. ¿Qué es lo molesto? Que a veces queremos las cosas YA y el poquito a poco... nos sabe a poco y nunca mejor dicho. ¿Pues sabes qué os digo? Que yo también sueño, no somos únicos, al menos no en eso. Soñar es, entre otras cosas, empezar a vivir cosas que todavía no han pasado.



(((maca)))

3 comentarios:

  1. ¡Precioso, Maca! Te imagino perfectamente, ¡y tambien los comentarios del abuelo al verte asi!
    TE QUIERO

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  2. Me ha encantado!!! Y te he imaginado perfectamente, corriendo, cantando, sonriendo, chillando, dejando que la cabeza vaya por libre... y la cara del abuelo mirándote... "MARAVILLA!"
    Te quiero

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  3. que bonito maca! en serio! te lo digo siempre pero es que me alucina como escribes en serio.
    MUY BONITO, yo tb te imagino perfectamente la verdad. ASI ME GUSTA! qué feliz está el abuelo de verte así estoy segura!
    te quiero! FER

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