La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

martes, 24 de mayo de 2011

¿Sigues guardando aquel cuento?


Soy orgullosa y pensaba que no. No, creo que no lo soy, al menos llevo 19 años y 10 meses diciendo lo mismo.
Fuimos más que un conjunto de personas, fuimos más que amigos y ahora... ¿qué somos, antiguos conocidos? Decía que siempre dudé de la existencia del orgullo, al menos en mí: no es la primera vez que me agacho si tengo que hacerlo, no sería la primera vez que pido perdón por tener la culpa de habernos hecho daño... creo que aquí todos tenemos que agacharnos a limpiar los zapatos del otro.
Me agacho, limpio tus zapatos, las sandalias que compramos juntos; a los años juntos les sacudo el polvo, a los días de lluvia le paso un trapo húmedo... si por mi fuese dejaría la amistad como decía Mª Teresa.
No sé si tenemos cosas ahora en común, no sé si seguiriamos como seguimos un día... creo que no lo hemos intentado. Simplemente culpé la suciedad de tus zapatos, no pensé de qué estaban manchados, tú veías polvo en mí... el tiempo siempre es el culpable, ¿o no? No, ahora lo veo claro: el tiempo pasa y aquí los culpable somos nosotros, los que decidimos dejar que pasasen las horas, semanas y meses, los que cubrimos de polvo los recuerdos. Nosotros, que ahoro si nos vemos , yo al menos, revolcamos el corazón en lo que fue y lo que no está siendo. No te echo de menos porque apenas recurdo dónde estás y no imagino que será de tí pero, a veces, cuando me parece verte en el semáforo o cuando paso por tu calle... me vienen a la cabeza días de lluvia y cuadros y creo entonces que si que te he echado de menos.



(((maca)))

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