miércoles, 26 de enero de 2011
No me arrepiento de cambiar la calma por tempestad
Yo no tengo tanto frío, ya no. El calor me agobia y prefiero ir sin chaqueta y dejar que se me congelen los brazos, todavía no se me ha puesto la piel de gallina. Enciendo la radio, los cascos se amoldan perfectamente a mis oídos y subo el volumen; justo empieza una canción.
Dejo que suene el primer achorde, oigo un "ou yeah" identificable hasta con un solo sentido y tocan todos los instrumentos a la vez. Oigo esa voz, la que empecé a escuchar con solo un palmo de altura y mi piel reacciona: el vello se levanta, no por frío sino por admiración hacia las cosas bonitas. "El Dorado" vale la pena.
Ya no hace frío, un escalofrio me recorre el cuerpo y siento que tengo que sentarme en el suelo. La gente pasa, aquí pocos miran a alguien que ha decidido pararse en una esquina en vez de continuar andando. Madrid sigue latiendo y esta canción me hace vibrar por dentro, paso de todo: hoy no he hablado con nadie, hoy no me he levanado de la cama hoy no he besado. La vida y el día de hoy dejan de tener importancia y solo creo en esta canción, en la música de Carlos Goñi y en como se mueve ese piano; en la capacidad de la armónica.
Oigo sus gritos, puedo sentir la energía y la rabia.
Qué hago, no lo sé, no importa. Cuando acaba la canción aterrizo y recuerdo que sí, me levanté d ela cama y ya ha pasado todo el día por delante. Estoy cerca de casa, cuando encuentro las llaves perdidas en el bolso me doy cuenta de que todavía existen vecinos amables.
(((maca)))
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me encanta esa cancion de el dorado! me chifla! :D
ResponderEliminarimpresionante mac! siento ser pesada pero es asi ;)
FERDI