La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

jueves, 20 de enero de 2011

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Cuando me corté el pelo creía que me quitaría de encima más de un problema. No me refiero a los enredos o el hecho de tener o no puntas abiertas, siempre me encantó mi pelo así que no me lo corté por eso.

Cuando me corté el pelo pensaba que cortaría por la mitad también mis miedos, mis debilidades y sería como volver a tener otra oportunidad en la vida, como si cuando las tijeras subiesen del hombro todo fuese a comenzar de nuevo, como si la peluquera me fuese a dar la llave para una nueva oportinidad...

Me corté la melena en marzo y en marzo no hubo cambio alguno, el final de la fábula es el siguiente: no os corteis el pelo.

No tenía la melena más bonita del mundo pero si era bonita; era mía y le tenía un cariño especial, era parte de mi identidad y cuando decidí cortarmela no estaba demasiado cuerda. Fue una época en la que, como siempre, me proponía mejorar y pensé que ese era un buen comienzo.

A veces nos creemos que cambiando pequeñas cosas vamos a cambiar el mundo, siento hacerte ver la realidad diciendo que esto no es así: mi mundo no se arregló en marzo, nada tuvo que ver mi pelo: todavía no es ni la mitad de lo que fue antes. Mi mundo cambió porque me cansé de despertarme y hacer siempre lo mismo, mi mundo varió hacia el lado positivo porque ya me había cansado de querer cosas que no pueden quererse. Cambió porque yo quise cambiarlo. Me cansé, me corté el pelo y me equivoqué.

Todavía queda mucho por crecer, mucho pelo y muchas cosas en la vida.



(((maca)))

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