La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Una felicidad que asusta


Andando por el pasillo de mi casa, mi casa de toda la vida donde aprendí a andar y a saber caerme, dónde guardaba tesoros infantiles debajo de la madera, donde hacíamos carreras de coches y desfiles, los pasos suenan igual.
La casa brilla con luz propia, es el día que es precioso y yo creo que el sol se cuela para prepararme la despedida. No es más que otro curso en el que me voy, no es el primero ni el segundo así que el terreno ya lo tengo dominado: será fácil, complicado. Pasarán cosas sorprendentes, nace una nueva vida (la de mi sobrino), habrá más sonrisas en el mundo y quien sabe que otras cosas. No, no vuelvo la cabeza porque eso hace daño pero me doy cuenta, soy plenamente consciente de que pasarán, haremos que pasen cosas, que ahora no sabemos; siempre seremos libres.
Con esta luz y siendo hoy domingo todo se ve dulce, como si la vida fuese un gigante caramelo con un sabor que nos evoca la infancia, un poco de miedo.
Estoy bien, tan bien que a veces me siento algo arrogante si me enfrento al espejo. Mamá no dice nada pero me ve contenta y se que ella no puede sentir lo mismo al cien por ciento. Es complicado ser madre supongo, no lo digo por tener que aguantar a los hijos cuando nos ponemos insoportables, sino por tener que decirles adiós cuando estos deciden irse. Debe ser dificil dedicar tu vida a que crezcan sanos y fuertes, que sean inteligentes y forjen su personalidad ellos mismos, no cogerles en cada caída para que aprendan y aguantar las ganas de tenerles en brazos cuando lloran y no quieren consolarse contigo. Debe ser complicado ser padre y querer tener tu vida y darte cuenta de que un día decidiste tener algo tuyo, un hijo, sangre de tu sangre pero por un tiempo prestado porque luego todos crecemos y los padres se van haciendo más sabios y los hijos más padres. Quien sabe.
La ventana, que está abierta, me recuerda que siempre hay oportunidades de ver la vida más alla. Tengo ganas de tener siempre mi balcón abierto, de poner macetas con geranios, de oler la vida con canela, asomarme e invitarte a entrar.
Quiero que todos seamos felices, que todos los corazones se enamoren, que todas las sonrisas sean limpias y los ojos siempre brillen. Quiero que el sol no deje de quemarme, que nunca nos sintamos solos porque siempre vamos a tenernos, siempre. Quiero que no llores ni un poco, que no tengas miedo a que me haga grande e imbécil porque si algo tiene que pasar prefiero que nos coja por sorpresa.


(((maca)))

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