La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

sábado, 9 de junio de 2012

Te podría decir...

Tengo una amiga que acaba de decirme que pensando en todo un poco se ha acordado de hoy, hace un año: cuando se moría de ganas por irse de casa de sus padres, cuando decía que no les echaría de menos. Ahora que está acabando el curso me dice lo idiota que era, que claro que los necesita y que le encantaría estar allí, en su ciudad. Estas cosas pasan, tampoco podemos sentirnos mal por haber sido adolescentes.
Cuando acabé el colegio tenía ganas de empezar la universidad, la carrera que quería hacer y escribir un libro. Yo no era de esas personas a las que les daba igual que hacer, que solo querían irse de casa de sus padres. Quería estudiar periodismo y en Galicia solo se puede en Santiago de Compostela y la nota rondaba el ocho con algo (en la antigua selectividad en la que la nota máxima era un 10 y no un 14 como creo que es ahora), así que con mi 7,3 poco podía hacer en Galicia... Me vine a Madrid, con ganas, pero aún sabiendo que lo mío era el periodismo no podía estar más de tres noches sin llorar echando de menos todo lo que había sido hasta ese momento mi vida. Puede parecer estúpido pasarse los tres primeros meses de carrera, los tres primeros meses fuera de tu ciudad, disfrutando pero con barreras. Mis barreras era no tener a mi madre conmigo, a la mayoría de mis hermanos, no dormir ni en mi cama ni en la de mis padres, no tener a mi perro ni poder ir a ver el mar en invierno. Mis límites estaban en que Fer y Lore , mis mejores amigas, vivían en La Coruña y Lugo respectivamente. Mi herida fue el fin de muchas amistades de toda la vida, el engañarme a mi misma diciendome que aquí nunca sería completamente feliz. Creía que en La Coruña lo tenía todo, excepto la carrera: mi familia, el mar, mis amigos y el chico que me gustaba en aquella época. En fin, Pedro y María se empeñaron en hacer de mi vida algo maravilloso en Madrid y aunque me costo mucho, muchísimo, entender que adoro tanto esta ciudad como la odio, al final uno aprende, maduro un poco, y acaba dando la importacia exacta que tiene cada cosa y cada momento.
Si ahora que la carrera que estudio me ha desenamorado, si cada vez que me pienso en una redacción o un programa de radio me mareo y aún así soy feliz en Madrid, supongo que he sabido crecer con los años y las lágrimas que ahora me parecen absurdas y hasta vergonzosas han servido para algo.
Hay que aprender a vivir con la vida de la mano, con el presente en el día a día, sabiendo que el pasado es pasado, pero que no se olvida, y como Marwan dice "el pasado es una chica a la que no hay que desvestir". Estoy segura que después de leer esta frase mi madre pensará "Wuaaaaauuu" ¿me equivoco madre?


(((maca)))

3 comentarios:

  1. Realmente nos conocemos a la perfección y no te equivocas porque "Wuaaaauuuu" es lo primero que dije en voz alta al terminar de leer tu precioso escrito.
    ¿Lo segundo que pensé y afirmo? que ¡qué bien amueblada tiene mi rubita linda su cabeza!
    Y lo tercero que te quiero decir es que si,a lo largo de tu vida,hay heridas...te pones una tirita y ¡¡¡pa´lante!!!Siemmmmpre pa´lante.Muuuak.

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  2. ¡Ay mamá! que SUERRRRRRRRRTE tengo de tenerte!!! (a 600km pero te tengo!!)

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  3. Maca, PRECIOSO. Me encanta esta reflexión de tus tres primeros años en Madrid... ¡Te quiero!

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