Migajas. Migajas de ti es lo que me queda y no sé si quiero
que se vayan o seguir esparciéndolas por el cuerpo. A veces juego a que sigues,
y a veces sin quererlo sueño contigo. Como si estuvieses sin estarlo brindamos
con el vino que se nos quedo a medias, con la copa rota que deje en aquel piso
vacío.
El cerebro y el tiempo son fieras indomables que pisan y
azotan cada recuerdo, y quiero borrarte y no quiero, y huelo el corcho que deja
el deshielo del corazón tras escarcharse, esnifo la sombra de lo que fuimos y
me vuelvo algo más vieja.
Luego viene una mariposa que me hace volar bien lejos, me
acerca al mar y me dice que escuche las olas que con salitre y cormoranes todo
suena más bello. Y contemplo la furia del oleaje, el devenir de la marea y no sé
si escucho una gaita o un palmoteo.
Me inundo en el paisaje y me vuelvo fuego que todo lo quema,
en mar que pule la roca, en arena que deja que la baile el viento.
Bailo, bailo y me dejo llevar, y con el humo me vuelvo
risueña, me río de todo, y de lo nuestro. Y cuento las horas que fuimos menos
que dos y más que uno, las horas que no borran las olas, ni el vino, ni las
palmadas que dé sobre un recuerdo.
Despliego las alas y vuelvo a volar, me marcho del nido
dejando migajas, migajas por si vuelvo.
(((maca)))
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