La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

lunes, 27 de octubre de 2014

Ya son tres años desde entonces

Recuerdo el día de hoy de hace tres años, cuando vivía España una etapa de crisis más profunda, y es que ahora dicen que vamos en progreso, difícil sería haber ido a peor. Empezaban los meses fríos y el invierno anterior seguía aun atragantado , todos perdimos a alguien y algunos a más de los que habían pensado, -si es que alguna vez uno llega a aceptar realmente que las personas que uno más quiere pueden desaparecer un día del mapa-. Después de un invierno duro llegó un nuevo curso, extraño. Las hojas de los arboles caían mientras tú me pedías un café como escusa para poder contarle a alguien tus idas y venidas, recuerdo que siempre tenías frío y yo no sabía bien cómo hacerte sentir a gusto. Ese invierno era más desordenada que hoy, era más niña y empezaba entonces a entender cómo funciona la vida; a ti te sorprendió igualmente y decidiste escapar de una ciudad de recuerdos para encontrar nuevas metas en esta ciudad donde yo he terminado por encontrarme a mi misma.
Mi ciudad favorita no consiguió encandilarte del todo, quizá es que yo me dejé comprar con facilidad o es que tu no estabas para nada en ese momento; el caso es que ahí estabamos los dos, cada noche en una terraza de Vallehermoso con un café entre las manos, yo temblando de frio  y tu de eso y de soledad. En esa época vivimos también días buenos, digamos que yo iba dejando pasar mis dias como si no contasen para gran cosa, saliendo de noche como si lo máximo que una noche puede ofrecer a alguien sean unas copas de alcohol y algo de baile. Tu fumabas, creo que más que ahora, y desde tu terraza esnifábamos el humo de Madrid, nos reíamos y hacíamos ritmos que en su momento parecían buenas melodías. No teníamos grandes planes, pero íbamos llevando la vida como sabíamos, aprendimos los dos bastante y ahora sabemos que la muerte forma parte de la vida y como eso es así más vale coger una manta y buscar una taza que compartir con alguien que desesperarse y no querer salir de ahí. Para mi no fueron días malos en realidad, te exprimí más que nunca, y atamos lazos que siguen así, fuertes.
Mi cerebro tiene la capacidad de olvidar muchas cosas feas que he vivido o pasado, y subraya de colores las que más me gustan; así, cuando echo la vista atrás solo veo momentos buenos y que me han llevado a donde estoy ahora. Algo tiene que ver el perdón en todo esto, pero eso ya es otro tema. Tú hoy no estas en Madrid, estas en la ciudad que quieres y te va mejor que hace tres años. Yo sigo aquí, me aferro a esta ciudad aunque quemen las calles o aunque el frio que esta por venir pueda llegar a helarme las ganas. Aquí estoy, buscándome la vida, tres años después de aquella noche en la que recibimos un SMS de madrugada que decía que nuestra hermana María iba para el hospital: empezaban las contracciones que serían el paso previo al nacimiento de nuestro sobrino Edu. Tu, nervioso, no me dejaste dormir en toda la noche, así que fuimos en taxi al hospital y como llegamos muy pronto nos recorrimos una y mil veces el pasillo anterior a la sala donde se escucharía llorar a Edu por primera vez.
Han pasado algunos años, Edu ya tiene tres, y tu y yo seguimos buscando algo de calor dentro de una taza.


(((maca)))

3 comentarios:

  1. ¡¡¡Enhorabuena!!! Está tan bien escrito que, me he metido en la historia y,realmente he formado parte de ella.
    .Profundo y precioso.

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado Maca! Mua
    Soy María ;-)

    ResponderEliminar
  3. gracias Maca, me has traído aquellos dias y me ha encantado. Te quiero

    ResponderEliminar