Cuéntame qué haces, qué piensas, a qué te dedicas. No me digas qué nombre le han puesto a tu trabajo, no me hables de sueños de hojalata, de polvo que se pierde, de metales que se oxidan. Dime si te detienes en algún momento del día y sin tener que preguntarte qué has hecho te sientes tranquilo. Dime qué te mueve, qué te despierta... y hazlo sin nombrarme ciudades ni monedas; deja que hablen tus manos y tu boca, que tu alma se me muestre para entender las vidas otras.
(((maca)))
miércoles, 19 de marzo de 2014
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