Tus manos de pianista, tu sonrisa de conquistador, tus abrazos fuertes que se volvieron frágiles y tu pelo canoso y fino me regalaron la poesía que nunca leí, la que escuché en tus gestos, la que me recuerda que cada julio que pasa hace un año que nació un poeta y un conquistador.
La poesía la escribiste de tus manos, la creaste con tu mente de soñador y le diste forma a cada paso constante que te hace más grande y mejor. Tu poesía era tu vida, tu esencia, tu Dios.
Sigo echandote de menos, no me cansaré de hacerlo nunca, porque nunca volveré a sentir que tus versos los citas, que tus ojos me miran, que la palma de tu mano me invita a entrar y a la mejor de la caricias que puede haber entre un abuelo y su nieta.
Sopla el viento y sé que eres tú con un verso el que mueve mi pelo, siento un escalofrío y sé que una estrofa tuya la que me pone así el vello; sonrío, dónde estes sé que me estas mirando. Inspiro energía, expiro tristeza, inspiro paz, expiro melancolía.
Solo puedo darte las gracias.
(((maca)))
Tu abuelo,desde el Cielo,te está mirando y también te da las gracias.¡¡¡Todo lo que habéis aprendido uno del otro y todo lo que habéis compartido!!!
ResponderEliminarEs real que "el cielo y la tierra se juntan".
Respira siempre poesía!
ResponderEliminarMenuda... todo lo dices taaan bonito, Macarena! Sigue pareciendo mentira pero está aquí, por ahí de algún modo... Te queremos!
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