La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

jueves, 7 de febrero de 2013

Qué pasó con ese humo

La ventana dice que se acerca la primavera, pero cuando abro el balcón y me expongo al sol noto el frío: las yemas de los dedos se enfrían, el pelo brilla y la cabeza arde. Enciendo el humo por ti, y por mi, no vamos a mentiros, pero te recuerdo en cada calada. No toso, porque he aprendido a respirar, y me siento absurda, como encarcelada en las barras de metal que impiden que toque el asfalto.
Inspiro, expiro, inspiro fuerte y expiro mezcla de dióxido y humo. Me sigo acordando de ti, pero a cada calada todo se desvanece, se vuelve más frágil y divertido, menos pesado. Empiezo a volar y me veo en no sé donde, contigo, soplándonos a la cara desde un octavo piso. Nos veo a los dos, bebiendo cafés hasta extasiarnos, mirando absortos las hojas que mueve el viento desde aquel balcón en el que vivías. Se nos duermen las piernas, nos reímos y empezamos a hacer sonidos que acaban en canciones. Sacamos fotos a cada segundo que luego hay que repetir, decimos con cigarros que fumar es salud de vida; solo tú y yo nos entendemos y eso es mágico.
Y te recuerdo a cada calada, y sabes que odio los cigarros. Me pregunto si me estoy perdiendo, si me refugio en echarte de menos como escusa válida para todo. Y ya no sé quienes son los culpables, ni las víctimas. Solo sé que tienes un sueño, que tiene que cumplirse, que tienes que viajar y hacerte un hombre. Que aprenderás idiomas y a sonreír de otra manera, que cantarás con otra gente y seguro que ellos sabrán encontrar el tono a cada melodía.
No te crezcas, que no hablo para eso, solo es que te echo de menos, desde Vallehermoso hasta Cuatro Caminos. Te echo de menos y a un café de madrugada, te echo de menos y a una terraza con lluvia, té y hielo. Te echo de menos, nos entendemos tan bien que podemos hasta creer que nos odiamos.
Pero, a pesar de todo, de dejar las cosas claras, te quiero. Te quiero tanto que duele.

(((maca)))

2 comentarios:

  1. Qué preciosidad! Lo pienso muchas veces, cuánto has de echarle de menos! Yo también! podríamos quedarnos estancados en un momento, siempre ahí, sin tener ni querer cambiar ni crecer... Pero como dices, cumplirá su sueño, aprenderá idiomas y cantará en un bar del centro de Londres Tengo un tractor amarillo jaja Te quiero

    ResponderEliminar
  2. tengo ganas de entrar y leer algo nuevo que has escrito, algo alegre y optimista! ARRIBA!!!

    ResponderEliminar