La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

lunes, 5 de marzo de 2018

Flores y canela

Los olores se cobijan en el apartado de la memoria de los recuerdos, quizá no seas capaz de recordar el aroma de tu infancia pero si un día una panadería hornea croissants de mantequilla probablemente te venga a la mente las meriendas de domingo en tu casa; esos días en los que tu padre tenía algo más de tiempo para jugar contigo y escuchar tus historias de piratas.
Es posible que hayas olvidado el perfume de los que se fueron, pero hay regalos en forma de instantes mágicos que nos da la vida que nos inundan sin esperarlo de esos tesoros olfativos, y en cuestión de milésimas de segundo son capaces de revolvernos en infinitud de sensaciones. Puedes creer que has olvidado un aroma, pero un día una ráfaga de aire te devuelve ese recuerdo en forma de olor a caricia, y aunque las caricias no huelen, sientes que alguien te abraza. Puedes llamarlo magia.
El olor a lluvia besando la tierra seca me recuerda a las tormentas de veranos mágicos, el que contiene el bote azul de Rive Gauche parece guardar un pedacito de mi abuela, y me hace pensar que tal vez debería invertir el resto de mi tiempo en desarrollar una fórmula química que haga perdurable el olor de su armario. 
A mi la vida me huele a flores y a canela, a piel tostada después de un día al sol; aunque aquí llueva, cierro los ojos e imagino un día de verano, y mi mente confundida al oir la lluvia me trae a la mente ese olor a lluvia seca.


(((maca)))

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